Título: A la caza del príncipe Drácula (A la caza de Jack el destripador #2)
Autor: Kerri ManiscalcoEditorial: Puck (Ediciones Urano México
Páginas: 480
Sinopsis
En la esperada secuela del best seller «A la caza de Jack el Destripador», se descubren extraños asesinatos en el castillo del Príncipe Vlad el Empalador, también conocido como Drácula. ¿Podría ser un simple farsante quien está cometiendo los crímenes... o el príncipe ha vuelto a la vida?
Tras el dolor y el horror que le ha causado descubrir la verdadera identidad de Jack el Destripador, Audrey Rose Wadsworth no tiene otra opción más que huir de Londres y de sus recuerdos junto con el arrogante y encantador Thomas Cresswell.
Rose viaja al corazón oscuro de Rumania, hogar de una de las mejores escuelas de medicina forense de Europa... y de otro asesino de renombre: Vlad el Empalador, cuya sed de sangre se convirtió en leyenda.
Pero el sueño de la vida de Rose, pronto se ve frustrado por los sangrientos descubrimientos en los pasillos del imponente castillo de la escuela, y se ve obligada a investigar asesinatos que le resultan extrañamente familiares. Quizás, lo que encuentre despierte sus temores más profundos.
Reseña
A la caza del príncipe Drácula ha sido una de mis mejores lecturas en lo que va del año. Siendo sincera no esperaba que me provocara tal fascinación, pese a que A la caza de Jack el destripador me gustó. En primera porque en el libro anterior odié al protagonista masculino. Pero en este libro quedé encantada con el personaje, el señor Thomas Cresswell y yo ya somos amigos.
Este segundo volumen supera a su predecesor en la trama, ambientación y desarrollo de personajes. Lo cual es una delicia, porque parece ser de esas sagas que evoluciona con cada tomo.
La narración es en primera persona, sin embargo Audrey Rose es una protagonista que se gana al lector a través de su perseveracia y pasión por la medicina forense. No solo es bonita, es audaz y tiene un gran autoestima. Lo cual es de agradecer, las lectoras ya estamos cansadas de protagonistas sumisas y carentes de amor propio.
Durante esta aventura, Audrey y Thomas viajarán hasta el famoso castillo de Bran, el castillo de Vlad el empalador. Con la finalidad de ganarse un lugar en la prestigiosa escuela de Medicina forense.
Y como ya es clásico, Audrey y Thomas se verán envueltos en varios asesinatos. Tales actos monstruosos evocan al terrorífico Drácula, y aunque nuestros protagonistas se apegan a la ciencia es difícil pasar por alto ese aire sobrenatural que envuelve las escenas y sus víctimas.¿Humano o strigoi? ¿Quién es su verdadero enemigo?
La premisa es sencilla y no quiero destriparles el resto de la trama. Pero si quiero destacar algunos aspectos por los que vale leer cada bendita página de este libro.
1. Ambientación
Si Kerri les sorprendió en el libro anterior con una buena recreación de un Londres del siglo XIX, aquí mis queridos lectores se van a trepar por las paredes. Porque la autora nos lleva al castillo del temible Vlad, con sus recovecos oscuros, muros de piedra y clima tempestuoso.
Tenemos múltiples escenarios góticos que o bien los dejarán con ganas de visitar el pueblo de Brasov o les darán escalofríos si son sensibles.
Cuando estás contado una historia de terror o misterio, es indispensable crear esa atmósfera que sugestiona al lector, que lo hace parte de la aventura y justamente Kerri lo logra. Pese a las atrocidades que suceden en el castillo, querrán unirse a Thomas y Audrey. Explorar cada rincón del castillo aunque tu pellejo esté en peligro.
2. La medicina forense y criminalística de aquellos tiempos.
Desde el libro anterior su autora me sorprendió por la manera de narrar la parte médica y la investigación que hay detrás para plasmar tales detalles. En aquella época no había guantes y las prácticas no siempre eran en cadáveres frescos.
Así que Kerri ofrece una historia de ficción que no cae en lo absurdo y que respeta la medicina forense. En este volumen tenemos escenas muy gráficas pero muy bien narradas. No les mentiré, provocan cierto morbo y repelús pero están dentro del contexto. Su autora no suaviza las cosas y le da credibilidad a su historia.
Sería ridículo escribir una historia de terror y misterio y censurar las partes que se supone deben estremecer al lector. Entonces, por eso alabo la manera en que Kerri recrea las necropsias y clases de medicina.
Estaba ante un ser humano que necesitaba ser estudiado, eso era todo. Los pensamientos acerca de la sangre, la violencia y la desafortunada pérdida de la vida se cerraron como puertas simultáneamente en mi cerebro. El resto del mundo, mis temores y la culpa se desvanecieron. La ciencia era un altar ante el cual yo me arrodillaba, y ella me bendecía con su consuelo.
Cuando estudiaba en la universidad vimos la historia de la medicina y odontología. El área médica tiene un pasado oscuro, sangriento y censurable para muchos. Y este libro me remonta a aquellos relatos, pinturas y demás testigos de dicha práctica.
3. Los personajes
Se nota un crecimiento importante en los personajes. Quizás al principio tenemos al clásico estereotipo de protagonista femenina fuerte, que anhela independencia y necesita probarse ante otros. Pero Audrey Rose es un personaje muy vivaz, cuya pasión por la medicina cautiva al lector y crea cierto respeto por ser un personaje fiel a sus metas.
No sé ustedes pero yo estoy cansada que otros autores te presenten a una protagonista con un empoderamiento falso, arrogante y que se dice fuerte, pero que flaquea y traiciona sus principios por un chico guapo.
Me rehúso a que me gobierne otra cosa que no sea mi voluntad.
La autora se toma ciertas libertades con su protagonista, es probable que a muchos les parezca demasiado adelantada a la época
donde se desarrolla la historia, una mujer que toma clases de medicina,
que no está casada a su edad y con cierto aire de rebeldía. Sin embargo habría resultado aburrido con una chica sumisa. Audrey es una joven atractiva, lo sabe, disfruta de ello y sabe como sacarle provecho. Además tiene la fortuna de tener una familia relativamente permisiva con su hobbie.
¿Tienes idea de los difícil que es para mí? La mayoría de los hombres no me toman en serio debido a la falda que llevo puesta, ¡y luego tú les das la razón! No soy inferior, Thomas. Ninguna persona lo es.
Aún con todas sus virtudes y buena cuna, no está excenta de desgracias, atravesó un infierno en el libro anterior, las secuelas de su pérdida son evidentes y la hace más vulnerable e insegura. Y a pesar de sus miedos, trata de enfrentarlos usando su amor por la ciencia. Es una de las mejores protagonistas que he leído y se nota más sensata en este libro.
Thomas, Thomas...
El buen Thomas, quien fue un auténtico dolor de muelas en A la caza de Jack el destripador. Si leyeron mi reseña anterior, recordarán que lo asesiné en mi imaginación en variadas ocasiones y de maneras muy creativas.
No era fan del señor Cresswell, ni me hacían chiribitas los ojos. Me parecía el típíco protagonista masculino guapo, arrogante y que servía para crear el cotilleo amoroso. El fanservice para las chicas y algunos chicos.
Por ello es que cuando empecé a leer el libro, ya tenía planeados algunos asesinatos. Pero ¡oh sorpresa! el señor Cresswell le bajó dos rayitas a su ego y se mostró más humano. Me encontré riendo de sus chistes y monólogos pícaros.
-Para que quede claro. Cuando me has invitado a una <<noche de aventuras>> no ha sido esto lo que he imaginado, Wadsworth.
Thomas quitó una telaraña de su abrigo, frunciendo la boca ante la pegajosidad que se sujetaba a sus dedos.
-¿Te puedo ofrecer algunas alternativas a las arañas y túneles lúgubres? Quizá beber mucho vino. El fuego cálido de una chimenea. Un coqueteo inapropiado.
Ha sido un cambio refrescante, igualmente se nota más maduro y menos pomposo. Vemos un poquito del pasado del señor Cresswell y de su familia. Insisto, es grato ver su lado humano y sensible.
4. Complicidad y romance.
Le comentaba a una amiga que la relación entre Audrey y Thomas es la más sana que he leído en muchos libros juveniles.
Este par tiene una química increíble como amigos y como posible pareja. Adoré como se llamaban por sus apellidos Wadsworth-Cresswell. Es imposible no notar la tensión sexual entre este par. Pero lo que más se disfruta es esa complicidad, la manera en que se complementan; desatando diálogos de lo más hilarantes o apasionados. Son un tipo de Bones y Booth del siglo XIX o bien un Mulder y Scully.
-Te sigo, Wadsworth. Yo solo te acompaño por mi fuerza bruta y encanto.
Thomas deja muy claro que le gusta Audrey, sus coqueteos son evidentes. Sin embargo no hay escenas de celos abrumadores, a veces bromea con ello pero en ningún momento Thomas reclama como propiedad a Audrey.
Me quejé mucho del señor Cresswell en el primer libro, pero es un sujeto ficticio admirable. Porque respeta las decisiones de Audrey, la ama y se nota satisfecho al verla crecer el aspecto profesional.
[... ] me han desagradado todos los hombres de esa mesa, Cresswell. Por ahora no hay necesidad de que conviertas tu bisturí en un florete.
-Seré prudente entonces. Has expresado los mismos sentimientos cautivadores acerca de mí. Me pongo celoso con facilidad. Quiero tener un duelo, no demoler la academia o incendiarla hasta los cimientos. Aunque quizás eso mejore la actitud de Moldoveanu, ahora que lo pienso. ¿Prometes visitarme en mi celda?
Para resumir no es asfixiante, ni controlador. Ambos van construyendo una relación en base al respeto y creo que es un excelente ejemplo para los lectores. Es a lo que todos deberíamos aspirar en una relación, amor, amistad, apoyo y complicidad. Que te ame, pero que no te robe la libertad, ni mucho menos entorpezca tus metas.
5. El sentido del humor.
El libro está plagado de diálogos sarcásticos y escenas jocosas entre este par. Se disfruta mucho la naturalidad con que discuten ambos personajes.
El humor es un buen toque que aligera un poco el drama.
Título: El vizconde que me amó (Bridgertons #2)
