Propiedad privada
Luisa se siente atrapada en una situación embarazosa. Álvaro, por su parte, descubre que ejercer de esposo fuera de los escenarios –y en alcobas separadas– resulta ser el papel más complicado de su vida. Pese a todo, ambos empiezan a desear algo más que un intercambio comercial... hasta que se cruza en su camino una perla de valor incalculable, por la que muchos venderían su alma. Solo hay un factor que ningún plan secreto puede predecir: una pasión desatada.
Lo último que necesita Marie es una complicación como Horse; acaba de dejar al gilipollas de su ex marido, un maltratador, y no está para pensar en hombres... Pero este motero enorme, tatuado e irresistible que aparece una tarde en la caravana de su hermano se lo pone muy difícil.
Horse es miembro del Reapers Moto Club, un hombre acostumbrado a conseguir lo que quiere. Y quiere a Marie, en su moto y en su cama. Ya.
Marie no está dispuesta a convertirse en la «propiedad» de nadie. Sin embargo, cuando su hermano roba al club se verá forzada a ofrecerse como garantía para salvarle la vida.
La Joya de mi deseo
Madrid, 1618. Luisa Estrada, propietaria de una de las joyerías más antiguas de la villa, tiene un problema: es una joven viuda y en el gremio de joyeros no se permite la entrada a las mujeres.
Catalina de Velasco, clienta habitual de la joyería, le ofrece la solución: Luisa debe buscarse un marido. Pero ¿sería correcto abandonar el luto? Y lo que es peor... ¿sin estar enamorada? Según Catalina, en estos asuntos más vale guiarse por el sentido común. ¿Y qué es el matrimonio sino un contrato?
Álvaro Villanueva, un actor muy dado a galanteos, acepta el pacto, sobre todo ahora que su carrera está en horas bajas. Por no hablar de que vivir bajo el mismo techo que Luisa es una perspectiva de lo más estimulante.